Que la tinta que deslizo en forma de escritura sea una bala en la sien del necio, un cañonazo en la conciencia trémula del cobarde.

lunes, agosto 28, 2006

Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos

Sabía usted que hasta los años setenta el Periodismo chileno se ganó un bien merecido respeto. Sí, ¡respeto!. Un sinónimo de admiración, consideración, estimación, etc. etc. etc. ¿Suena raro, no?. Y eso no es todo. Más insólitas aún le podrán parecer las palabras de un ducho que, en cierta ocasión, se arriesgó a decir que nuestro Periodismo era robusto y agudo. Que su fuerte –como correspondía al estado del arte– la prensa escrita, contaba con plumas vigorosas y a veces apasionadas, pero habitualmente responsables y creíbles. Que cumplía un rol fundamental en el quehacer del país, que construía la historia del día a día en Chile.

Es la sentida añoranza que hoy un avezado Abraham Santibáñez hace de sus años mozos. Nostalgia experimentada por él y por cuantos nos dedicamos al Periodismo. Cuando la juventud ya no es característica en Abraham, el respeto no es propio de la profesión de periodista. Curiosidad aparte lo que el paso del tiempo ha provocado en Santibáñez, cabe preguntarse que hicieron los años en el Periodismo.

Si le dijese que en los renglones colindantes encontrará una explicación del rol fundamental que cumple el ejercicio del Periodismo en el Chile que usted conoce, lo más probable, es que me acuse de charlatán. ¿Un rol indispensable la prensa? Acaso, ¿pueden tener alguna importancia los periódicos, la televisión o la radio? Lo sé, desde el balcón, los periodistas nos vemos como meros bufones, individuos triviales que por alguna razón desconocida se dedican a formular, redactar y propagar sandeces.

Entonces, ¿Por qué ha de detenerse a leer las palabras de un novel periodista? A simple vista, un inexperto condiscípulo de los otros. Pues bien, le pido un voto de confianza… Usted, no me juzgue a priori, que yo le prometo no hablar de Brujas ni de Machos, no mencionar a la Bolocco ni a la Salazar, e intentar, con mayor o menor acierto, explicarle porque los ciudadanos necesitan del Periodismo para vivir libremente en sociedad.

Alguna vez, ha escuchado hablar del colega Galeano. Sé que Eduardo no es tan afamado como el cosmopolita Jay Leno o tan dicharachero como nuestro criollo Julio César Rodríguez. Sin embargo, en cierta ocasión, él discurrió una de las razones por las cuales hoy tomo su tiempo, "la impunidad es hija de la mala memoria. La memoria del poder no recuerda: bendice. Ella justifica la perpetuación del privilegio por derecho de herencia, otorga impunidad a los crímenes de los que mandan y proporciona coartadas a su discurso, que miente con admirable sinceridad. La memoria de pocos se impone como memoria de todos".

He ahí, uno de los motivos por los cuales el Periodismo es inherente a la sociedad. Es patrimonio. Es legado. Es retrato vivo. La prensa ha de ser un ente combativo frente a la impunidad, porque una sociedad que se niega a escuchar su historia cae en la penitencia de repetirla. Por vastos años que se obstaculice, falsee o niegue la historia, ella siempre ha de buscar la luz. Ahora bien, espero me permita continuar.

Percátese que hasta aquí, no ha sido tema: los ratings, las lolas (Ni la rusa Melnick, ni menos las de Coté López) o los amoríos de algún galancete futbolero-novelesco. Y no lo serán. Pues en esta hoja, el Periodismo es concebido como necesidad social y no como mercancía. Un artículo periodístico no es semejante a una cajita feliz, sino es un derecho social de los pueblos a adquirir una mirada de la realidad, como también a expresarse libremente. Usted ha de suponer que en mí habla la credulidad.

¡Es que no todo está perdido!. De aquí en más, la discusión periodística no está en torno a cómo ordenar seis doble uves con la basura que día a día nos entrega la caja maldita. No ha de verse escuetamente al Periodismo como una serie de técnicas narrativas, pues éste adquiere su legítimo sentido no desde la pirámide invertida, sino desde una dimensión sociocultural e histórica. No refleja la realidad, sino que contribuye a edificarla.

Ha de pensar que… ¿Sigue ahí? … Disculpe si mis palabras le han de parecer poco realistas, quiméricas, fantásticas u ilusorias. Pero, arriesgándome a dilapidar lo que he conseguido hasta ahora, un poco de la bendita credibilidad, le narraré algo que hoy casi parece imposible. "Santiago posee una obra hecha por la naturaleza y el arte. Sabe de todo y anda al galope. Hace libros y frases, nouvelles á la main. Su prensa es numerosa y sus periodistas son pujantes, firmes en la polémica, peligrosos en las luchas. Santiago ha sido heroica y vibrante en tiempos de conmociones. Es ciudad que nunca será tomada".

Es Rubén Darío, periodista y genio poético, quien describía a Santiago y a nuestra prensa en los albores del mil novecientos. Sabe, más que realizar una sentida añoranza como la de Santibáñez, le propongo una alentadora esperanza… Si en cien años llegamos hasta aquí, quien nos impide que en los próximos cien años nuestra prensa vuelva ser lo que fue… Porque, al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.

miércoles, agosto 23, 2006

¡¡MALA RAJA QUE SE ARRUGUE LA PIEL!!

Saluda al mundo con el ala de un extraño sombrero, su traje de ropa americana, la piel roída por los años, la dentadura que heredó de su madre y un condón en la mano: "Este es el tiempo de acercar el placer y alejar el dolor". Raúl Alarcón, Florcita Motuda, es pura libertad.

Si Florcita Motuda es un personaje singular, Raúl Florcita Alarcón Rojas también lo es. Este hombre pequeño, de palabra fácil y una boca que desborda risas, empapado en simpatía y amabilidad, se ataranta para ofrecer la comodidad de su casa al servicio de la entrevista.

Siempre festivo, vestido de una manera poco tradicional, envuelto en un aura de buena onda y rodeado por los mágicos poderes de su amada naturaleza, se inquieta por encontrar un buen lugar donde ubicarnos.

Fiel a su estilo, vivaz y alborotado, me pregunta –en menos de un minuto– por lo menos tres veces dónde prefiero conversar. "Ya pos cabro, ponte cómodo nomás y empezamos de una con la cuestión". Es un anfitrión nato. Un delirante seductor.

A sus cincuenta y nueve años, Florcita asegura que lleva cantando más de cincuenta con su voz desteñida. A casi tres décadas, se recuerda inmerso en el vértigo de Santiago, con Los Stereos –su primera banda– llegando desde Curicó, acostumbrado al piso de tierra y al techo de parrón.

Desde entonces, ha escrito más de cien canciones. Comenzó con "La gran fiesta" en vinilo, pasó por los cassettes re-grabados en la época de la dictadura y finalizó su discografía con "Bienvenidos al milenio ¡todos invitados!", remasteriza’o y con surround, en compact disc. "Nací el año del mono, pero me siento de veinte", dice esbozando una sonrisa.

¿Cuál es el secreto de tanta juventud?

"Estoy a un cacho de los sesenta, pero uso sólo veinte años. Mala raja que se arrugué a piel, es culpa de la ciencia médica que no se las arregla para prolongar la vida en buenas condiciones".
Florcita es un peregrino frenético, esquizofrénico, maniático, según cuenta Raúl Alarcón.

Desde que emigró de su natal Curicó, no ha parado de deambular por las rutas musicales alternativas de Chile. Es un éxito en la escena underground nacional. Un objeto de culto. Esto quizás se deba al amor que Florcita le profesa a la música.

"Al principio decía, espero que la música me dé para vivir. Pero después me pregunté, si la música no me da para vivir yo dejaría la música. Entonces, me di cuenta que mi forma de vida es la música. Yo vivo por ella", expresa alegre.

"Ya tenis que estar pensando: este hueón tiene el típico discurso hecho, pero nones". Florcita me inquiere. Sólo atino a decir que no. No por congraciar, sino porque en cada palabra, Raúl Alarcón deja entrever que adoptó a las notas musicales y al pentagrama para componer su vida.

De hecho, habla que su vida no se maneja por el tiempo común y silvestre, sino por el tempo, el tiempo musical. "El tiempo musical tiene tantas significaciones, como el universo estrellas. Cuando uno comienza a manejar el tiempo, empieza a ver que las posibilidades del tiempo son subjetivas y se puede andar en un tempo andante a piaccere. Accelerando, rallentando. Uno puede vivir a distintas velocidades. Depende de la intención de uno".

¿Cuál es tu intención, cómo se diferencia tu tiempo del tiempo de los otros?

"Yo observo a la gente que vive en un solo tiempo... graciosamente comienza a imitar los engranajes de un reloj… tutatutatutatutatuta. Sí ahora la gente hasta hace el amor así…tutatutatutatutatuta… dentro, fuera, dentro, fuera, dentro, fuera. Todo es una lata. La gente no tiene musicalidad, les falta la textura de la intencionalidad creativa. Yo ejercito mi intencionalidad creativa en la música. Un recinto hermético donde ejercitar la originalidad. En mi vida cotidiana hay creatividad, soy creativo en el vivir, en el comer, en el construir, en el amar en el fornicar. Tengo una buena calidad de vida. Vivo como millonario".

"No mires las paredes hueón. ¡Si no me refiero a acaudalado!". La risa me embarga, Florcita continuamente me invita a festejar, a celebrar que tenemos el tiempo de conversar. Entonces dime, ¿Cuál es tu preciado tesoro?

"Mi tiempo. Me declaro millonario en tiempo. De muy niño tuve muy claro lo que quería ser de adulto… flojo. Lo logré. No tengo ambiciones grandes, por eso tengo tiempo para reflexionar acerca de todo. De lo vivido, lo amado, lo leído, lo fornicado. De todo. Satisfago la necesidad íntima de pensar. Es mi digestión espiritual. Me hago una idea de fuerza de lo que quiero internalizar, la doy vuelta, y la canto. Es una forma de llevar a cabo mi pensamiento humanista".

En un rato me has dado una clase magistral de creatividad, te diría que casi expeles originalidad. ¿Cómo nace en ti la creación, cómo compones, cómo inventas?

"De aburrido. Pero cabro porqué me pones esa cara, creís que te agarro pa’l hueveo. En serio, en un inicio de aburrido me puse creativo. Por eso, el aburrimiento es un estado pre creativo. Tengo tanto tiempo para pensar, que voy acumulando material. Por ejemplo, cacha esa mosca que se paró arriba. ¡Me está ocupando el espacio aéreo¡ ¡Qué bien hecha la mosca¡ ¡Quién podría hacer un avión tan chiquito¡. Uno puede pensar cualquier huevá, teniendo tiempo, preferentemente llamado tempo. El problema es que nadie tiene tempo, por eso piensan siempre las mismas cosas".

Florcita, hasta ahora todo claro. Sin embargo, aún me queda un aspecto en la nebulosa. ¿En qué se diferencia tu creatividad de la del resto?

"Mi creatividad se enmarca en el movimiento humanista, me da el contexto, el punto de vista. Si se me acusa de original, esa culpabilidad no es solo mía es parte del movimiento humanista".

¿En qué sentido? "Antes era como un botón tímido, tenso, apretado, como un típico azar. Dentro del humanismo logré florecer. Gracias a él, mis composiciones tocan temas trascendentales, que saltan época. El tema de la felicidad, de la violencia, la teleadicción, el cariño por la gente".

Por lo tanto, Florcita Motuda se distingue del resto de los compositores por…

"Porque soy joven, los cabros no nos quedamos pegados, nos movemos con la irreverencia saludable. Lo que pasa es que la canción popular se ha visto restringida a un solo tipo de emocionalidad: a lo que definen como amor. Pero en realidad, lo que llaman amor tiene que ver con baja autoestima, Tú ya no me quieres, soy un pobre hueón, por favor ámame, que sin ti no soy nada… con la sospecha, me cagas, te mato y te cago… o bien la violencia, ódiame por piedad yo te lo pido. Yo habré escrito dos o tres canciones con respecto al amor, pero mi canción no es cuadrada, no está aficciada ni ahogada por ese amor de auto degradación. Cualquier persona que grafique otras emocionalidades va a saltar época".

"¡Se me emocionó este hueón! Un vaso con agua, no te ofrezco copete porque no tomo". No Florcita, no te preocupes. Si no es emoción, es tos. Lo que sí me interesa es eso de que no bebes, ¿Cómo te llevas con el alcohol y las drogas?

"Yo aspiro a la lucidez, como hay tiempo uno puede abrazar diferentes ideas. El resultado de esa idea puede aparecer como un delirio como una hueá loca. Entonces, la curadera y la voladura te llevan a una escasa capacidad de adaptación en el medio y no me gusta que sea así. La lucidez es mi valor, no el delirio. Yo ni siquiera tomo, porque tomo un poco de cerveza y me da sueño. Tomo pisco sour y me quedo dormido. Hace años, fume yerba dos días seguidos…"

¿Nunca te fumaste algo para darle cierto toque al estado de ánimo en escena?

"Eso te voy a contar. Si he fumado yerba, pero al otro día fui a cantar y se me olvidaron las letras. Para mí eso es un espanto, porque la hueá me perjudica con lo que es la música y si me caga con lo que amo lo mando a la chucha".

Entonces, ¿un rotundo no?

"Claro que no, si lo de la yerba fue porque estaba boludeando. Yo cuando canto necesito estar lúcido, ser un compadre vivaz. Necesito tener un registro agradable del cuerpo, estar conectado con los compañeros y con la gente presente. Necesito conexión con la memoria, con la canción que voy a cantar, con la percepción emotiva. Es como tener sexo lúcido, necesitas a la memoria para poder reproducirlo, representarlo, escribir paso a paso como fue. Necesito tener mis aparatos de registro de memoria claritos para poder aprender. Enfermo de volao, cocio, jalao, lo que buscas es menguar las voces de los jueces internos. Callar y enturbiecer la censura intrínseca".

Señalas la existencia de unos jueces internos. En tu cabeza, ¿ellos gritan, hablan, musitan o están enmudecidos?

"No puedes hacer caso omiso de los jueces propios. No puedes pasar por alto la censura interna. No he disminuido a mi conciencia, no la he ensombrecido. Más bien aprendí a conocerme interiormente. Con la edad, mis jueces han disminuido. Vivo con mayor libertad. Me permito un rango vital bastante amplio, ir de los más degenerado a lo más místico con mis banderas en alto. No tengo ningún dictaminador que me hueveé los pollitos".

¿Se relaciona de alguna manera con lo que denominas una libertad sin crítica y estableces como uno de tus principios fundamentales?

"Claro, exactamente. Una libertad sin autocrítica como se entiende la autocrítica. Por supuesto, uno tiende a la reflexión acerca de lo que ha vivido. Uno busca consenso interno, o de repente hace cosas sin consenso y después registra como estuvo. Y ahí construye un registro de su propia vida, de lo que le es bueno y le es malo, eso toma tiempo. Consecuencias acerca de lo vivido".

Lo vivido… Cincuenta y nueve años…

"No pos hueón, recuerda que uso sólo veinte. Si lo único viejo es el caracho".

Florcita, ¿reniegas de tu adultez? ¿Pretendes ser un Peter Pan de la música criolla?.

"Desde el punto de vista de temer al envejecimiento, no. Envejece mi piel, ni cagando envejezco eternamente, la ciencia médica ya producirá los elementos para que la gente no sea tan fea cuando vieja. Me hago cargo de mi calidad de adulto, solo que convive con el pendejo interno y que tiene fuerza igual. Desde ese punto de vista, tengo diferentes edades, pero me gusta decir que no asumo la edad psicológica que tengo, dado el correlato psicológico que corresponde con esa edad. No lo tomo. Me concibo más joven y eso es lo que reivindico".

¿En esa negación, subyace algún miedo a la muerte?

"No, ningún miedo a la vejez, ningún temor a la muerte. En realidad, algún susto debo tener. De repente, me cago de miedo. Pero mi acento esta puesto en ser vital y seguir haciendo cosas, creando, inventando por harto rato más."

¿Cómo lo dice tu canción, Pronto Amanecerá?

"¿La cachai hueón? Cantemos entonces, cuando el sol se apaga en el mar, pensarás que el sol se ha muerto, pero aunque no lo creas tú, tras la tierra está viviendo… Y pronto amanecerá".

Aunque en un rincón de la habitación, Raúl Florcita Alarcón Rojas canturreaba que el amanecer estaba cerca, la conversación llegaba a su ocaso. Me parecía raro que pudiera profetizar que el alba se encontraba lindante, siendo que eran las dos y media de la tarde. Él es así, un loco bueno, de aquellos que escasean en el mundo, tipos con el alma al aire, de corazón desnudo. Como él dice: "Catrala, batrola, sortuna, farola, Florcita Motuda a carita desnuda".