Que la tinta que deslizo en forma de escritura sea una bala en la sien del necio, un cañonazo en la conciencia trémula del cobarde.

martes, octubre 14, 2008

CAFÉ, JUGO DE NARANJAS Y TOSTADAS

Apareciste con el destello de una mañana de los primeros días de enero de 2001. Frente a una ventana, a contraluz. Eras una silueta negra y borrosa. De a poco, aparecieron los trazos de tu rostro. Reíste. Te miré extrañado. Traías sólo una camisa de franela. Saludaste graciosa, trepaste la cama y diste unos pequeños brincos. Mientras, pensaba. Habían pasado unos minutos y aún no pronunciaba palabra alguna. Supuse que si estabas allí, a esa hora y con mi camisa preferida, sabrías que no era mudo. Continué callado. Eso, hasta que me obligaste a hablar. Dijiste mi nombre y preguntaste por la hora. Eran las 9 y 15. No articulé más. Quedaste conforme. Saltaste. Caminaste y tomaste mi computador. Te llamó la atención una vieja canción de Charly García: "Filosofía barata y zapatos de goma" comenzó a sonar. Volviste a la cama y te acurrucaste a mis pies como una gata siamés. Suspiraste. Giraste y quedaste de frente. Te observé quieta. Atractiva, luminosa, enigmática. Te imaginé en una fotografía. Un pequeño cuadro en blanco y negro. Te pedí que no te movieras. Sólo un instante. El tiempo necesario para tomar mi cámara y retratarte. Intenté salir de las sábanas y vino el pudor. Dudé. Las telas eran casi mi único atavío. Más, dio igual. Era tarde para el recato. Cerré un ojo, enfoqué y te tomé. Te agradó. Nuevamente, reíste. Bromeaste con las ojeras y tu pelo despeinado. Te escondiste en las sábanas. Te levantaste con ellas encima y te abalanzaste sobre mi. Resbalamos y caímos. Te estreché nervioso y deslicé mis dedos por aquella franela. Cogí tu mano y salimos al balcón. Nos vio la vecina, esa señora gorda y curiosa. Se sonrojó la muy entrometida, pero no dejó de husmear. Todavía debe recordar esos minutos. Con envidia. Te apartaste. Fuiste a la cocina y prometiste desayuno. Pasó un rato. De lejos, te ojeaba. Llegó el diario a la puerta. Sonó el teléfono celular. No contesté. Tintineó otras dos veces. Entró un mensaje: "Rspond. M llamó y no c' q' decir"(sic). Rápido, reenvié lo siguiente: "Do not disturb". Luego, viniste con una bandeja. Acarreabas unas tazas de café negro, jugo de naranjas y tostadas con mermelada. Escogiste del refrigerador todo aquello que todavía no me gusta. Muy pocas veces pruebo café y nunca jugo de naranjas en ayunas. Me da asco la mermelada. ¿No te conté eso antes de aquello? Sabrías que odio los gritos, los obstinados, el color celeste, los estrafalarios, los pretenciosos, los arribistas, los mentirosos. Entenderías que aprecio la soledad, el silencio, los versos de De Rokha, los desinteresados, el arrojo, el temperamento, las caminatas. Bueno, ¿Y qué conocía de ti? Tu nombre, algunos lunares y tu gusto por la música del Maestro García.

(Esta historia tiene una primera parte: La célebre Suripanta. Lunes, julio 16, 2007)
[
http://oscarisimo.blogspot.com/2007_07_01_archive.html]

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Que añeja tu historia.
Ha pasado tanto tiempo.
En esa época aún éramos jóvenes. Teníamos libertad. Hoy, todo está al revés.
Aunque si piensas, algunas cosas no han cambiado.
Todavía eres un maldito perro.
Y te quiero igual o más.
Un besito amigo.

PD: Están buenas las fotos del matrimonio. Pensamos que te robarías a la novia. Jajaja.

Anónimo dijo...

¿Es cierto que no quisiste entrar al juego del portaligas y cayó igual en tus manos?
Tenemos un problema grave.
Skype.
Besos.

Anónimo dijo...

PD: Día y hora en Facebook.

Anónimo dijo...

Y SE VIENE OTRO VIAJE A VALPARAÍSO.
8 - 9 DE NOVIEMBRE.
HAY REUNIÓN DE PLANIFICACIÓN DE LOS PRECISOS!.
MAMBO! MAMBO! MAMBO!

Anónimo dijo...

EL ÚLTIMO ES MÍO.
PEDRO PÉ.